Convertirse en una persona extraordinaria no sucede por inercia. Hacer algo asombroso no es un accidente. Vivir una vida excepcional no es natural, por el contrario, lo “normal” es ser “ordinario”.
Y así es como la mayoría de la gente queda: ordinaria, promedio, mediocre. Activa pero ineficaz. Actúa, pero no se dirige hacia sus sueños.
Ser ordinario no es una buena idea. Transitar el camino de menor resistencia significa mediocridad, representa acercarse a los resultados pero no llegar efectivamente a ellos.
La mediocridad es un villano efectivo y frustrante. No constituye una derrota aplastante ni un gran fracaso. Pero es un veneno lento que lastima el alma. Un asesino silencioso.
Un minuto se está parado en la cima del mundo y la próxima vez en el fondo que puebla la multitud. Rascándose la cabeza y preguntándose qué pasó. Se perdió la magia. Y ni siquiera se sabe con certidumbre como se llegó a ése horrible lugar. Luego se quiere recuperar la intensa emoción del éxito y la satisfacción de la labor cumplida. Pero no es fácil. Se añora ésa sensación de control y la capacidad de desempeñarse a un alto nivel.
Se quiere hacer más, ser más.
Hay una palabra para eso. Un término para describir algo que trasciende la mediocridad. Una definición que establece algo más grande que el promedio:
Extra-ordinario.
No ordinario. Algo mucho mayor.
Pero, ¿cómo sucede lo extraordinario?
Pues comienza en usted mismo. Posiblemente una persona común y corriente. Alguien que tiene un trabajo normal y hace cosas comunes en un día promedio. Sin ventajas especiales, habilidades notables o grandes cuentas bancarias. Una persona “ordinaria”.
Un buen día usted decide hacer algo más, ser alguien más. Decide hacer algo nuevo, y no una sola vez. Determina que lo hará todos los días, permanentemente.
En cierto momento todos notarán que “ordinario” ya no es una descripción que se ajusta a la persona en que usted se ha convertido. Sacudirán la cabeza y comentarán que han visto algo extraordinario. Porque precisamente eso fue lo que sucedió y lo que usted será en adelante.
Así es como lo extraordinario sucede. De esta forma se convierte en una persona extraordinaria.
Por no estar satisfecho con lo ordinario. Por permanecer vigilante. Obsesionarse y no sostenerse en excusas. Porque tiene un deseo implacable de ser mejor.
Lo extraordinario se alcanza cuando se decide hacer una “milla extra” luego de la última que se venció y que fue igualmente compleja. Cuando se controla la mente al enfrentar los obstáculos que se presentan.
Todo se reduce a un pensamiento simple: si no se dedica tiempo a perseguir lo extraordinario, nunca se experimenta la verdadera grandeza. Todo lo que conoce es mediocridad.
La mayoría de las personas dedican mucho tiempo a ser normales y corrientes. ¿Por qué no elegir ser extraordinario?
Lea, medite, razone y aplique estos consejos todos los días de su vida, hasta el final. En su sencillez y simplicidad se esconde la promesa de ser una persona extraordinaria. Paradójicamente no es sencillo llevarlos a la práctica, pero en este punto ya se sabe que lo fácil es, precisamente, un camino asfaltado hacia lo ordinario.