Energía personal, 3 fundamentos para administrarla

La administración de energía personal está íntimamente relacionada al objetivo de optimizar ventajas competitivas y alcanzar calidad de vida. Una que justifique el corto lapso de tiempo que constituye la vida profesional y la presencia misma de todos en este mundo.

La administración de energía personal no involucra solo aspectos del rendimiento físico o el desempeño corporal. En realidad son los procesos y las tareas mentales las que demandan la mayor cantidad de energía. Y lo hacen por partida triple. Consumen energía como procesos en sí, emiten las órdenes que el cuerpo espera para actuar y sostienen el costo generado por malas decisiones.

No existe individuo que pueda administrar bien su energía personal sin tomar en cuenta sus Procesos Mentales. Por mucha fortaleza física o inteligencia que posea.

La energía personal es la que pone en marcha cualquier acción, buena o mala, destacada o mediocre. Y por ello se posiciona encima de aptitudes y actitudes, virtudes o destrezas.

La energía que consumen los procesos mentales, por ejemplo, se desperdicia notablemente cuando las personas se empeñan en buscar poder, control sobre los demás o aprobación de la gente. Igualmente en el esfuerzo para volverse inmunes a la crítica o el temor a los desafíos.

Estas cosas consumen a raudales la limitada energía que el ser humano tiene a disposición.

En el libro “El arte de soñar” Don Juan le dice a Carlos Castañeda: “Gastamos la mayor parte de nuestra energía sosteniendo nuestra importancia. Si pudiéramos perder parte de ésa importancia nos sucederían dos cosas extraordinarias. Una, liberaríamos la energía que se mantiene atada alimentando la idea ilusoria de nuestra grandeza. Y dos, nos proveeríamos de suficiente energía para vislumbrar la grandeza real del Universo”.

La eficiencia en la administración de energía comienza dedicando atención a los factores que habitualmente entorpecen el desenvolvimiento de los Procesos Mentales: ansiedad, frustración, impaciencia, intranquilidad, fatiga, estrés, etc. Estos factores impiden el buen funcionamiento de los Procesos y ocasionan GRANDES desperdicios de energía.

Son 3 los fundamentos en los que deben asentarse la eficiente administración de energía personal:

1.- ACEPTACIÓN.-

Hay pocas cosas más simples, lógicas y poderosas. La ACEPTACIÓN permite resguardar la energía personal como nada más puede hacerlo.

La ACEPTACIÓN consiste en no enfrentar, resistir o rechazar la vida y lo que sucede en ella en ESTE MOMENTO. Así de sencillo.

Cuando el hombre ACEPTA lo que sucede, por la simple razón que constituye UN HECHO, evita enfrentarse al vigor de la vida y dispensar energía fútilmente.

La ACEPTACIÓN representa “alinearse” con lo que sucede. Aprovechar, o al menos no enfrentar, la energía aparejada a las cosas que simplemente pasan.

Aceptar “lo que sucede” no tiene nada que ver con resignación o falta de disposición para actuar y cambiar el curso de las cosas.

La vida como tal sucede solo EN ESTE MOMENTO, aquí y ahora. Y ACEPTAR lo que pasa constituye un básico respeto hacia ella. No hay vida en el pasado o el futuro, solo en éste momento.

Si eventualmente disgusta, duele o afecta lo que pasa en este momento, ello no anula la demanda de ACEPTARLO, completa y benignamente. Lo contrario es resistirse a la realidad sin ninguna posibilidad de cambiarla. Y ello es un enorme desperdicio de energía.

Luchar contra ESTE MOMENTO es hacerlo contra toda la dinámica del universo que ha confluido para posibilitarlo. Significa pelear con la vida misma. Fuente de todo poder y energía.

No resistir ni luchar contra el poder de la vida y el Universo es el acto más inteligente de un ser racional. Y la forma más efectiva de disponer la energía personal.

ACEPTAR lo que suceda, bueno o malo, lindo o feo, conveniente o no, de eso se trata. ACEPTARLO, con toda mansedumbre. Luego, y con el beneficio de no haberse desgastado, propiciar un cambio de las cosas.

Ahora bien, hay diferencia entre los eventos que propicia el hombre y aquellos que no. Corresponde ACEPTAR de la misma forma un día de lluvia muy intensa (con todo el perjuicio que ello represente) y la amonestación del jefe. Sin embargo nada se puede hacer respecto a la lluvia, y algo podrá hacerse con referencia a la amonestación.

ACEPTAR las cosas como son, no como se quisiera que fueran en este momento. Ése es el fundamento más importante de la apropiada administración de energía personal.

Cuando existe frustración o molestia a causa de una persona o situación, conviene también recordar que la reacción no es contra la persona o situación. Más bien contra los sentimientos que se tienen respecto a ellos. Ésos sentimientos le corresponden a cada quién y nadie tiene la culpa de ellos. Cuando se reconoce y comprende esto, emerge el camino para asumir la responsabilidad de lo que se siente, y cambiarlo.

Si se ACEPTAN  las cosas como son, se estará listo para asumir la responsabilidad de la propia situación y todos los sucesos que se perciben como problemas.

2.- RESPONSABILIDAD.-

Responsabilidad significa no culpar a nadie o a nada (ni siquiera a uno mismo), de lo que sucede.

Echar culpas no solo representa un importante desperdicio de energía. También es la causa fundamental para que no se identifiquen las oportunidades que la situación presenta.

La responsabilidad tiene en esto dos vértices: 1) nadie más tiene la culpa de lo que pasa, 2) no cabe esperar de nadie la solución o el cambio que se busca.

No asumir responsabilidad de lo que a uno le pasa en la vida y de las respuestas que pueden emitirse, conduce a estados de inmovilización que igualmente representan un ineficiente manejo de la energía personal. Probablemente la inmovilización no pueda interpretarse como un “gasto” de energía, pero en todo caso constituye una forma evidente de no aprovecharla.

Todo lo que pasa en la vida lo hace por una razón especial que SIEMPRE juega en beneficio propio, en tanto se asuma como algo que no puede endilgarse a los demás. De ésta forma cada evento se vuelve una oportunidad que puede ser aprovechada.

Las oportunidades nunca se perfeccionan si se espera que las respuestas o acciones provengan de otros. Cada quién es el único que puede concretarlas para su beneficio.

Las personas que transitan por la vida buscando responsables o culpables por las cosas que les suceden nunca identifican o materializan oportunidades. Por una parte carecen de la energía para visualizarlas y por otra esperan que “alguien más” (incluso el propio “tiempo”), les resuelva los problemas.

ACEPTAR lo que sucede y asumir RESPONSABILIDAD genera energía que puede alcanzar resultados extraordinarios.

En tanto otros desperdician fuerza vital peleando con lo que sucede en la vida y culpando a los demás, la persona con el necesario vigor mental de aceptar con responsabilidad lo que pasa, materializa las oportunidades que la vida ofrece.

3.- ASUMIR UNA ACTITUD NO DEFENSIVA.-

Esto es, renunciar a la necesidad de convencer o persuadir a los demás de que se tiene el punto de vista correcto. Con este acto simple se ahorra mucha energía personal.

¡Cuánta energía se desperdicia tratando de convencer o imponer criterios a los demás! “Lo que resistes, persiste”

El detalle se encuentra en no tener una actitud defensiva. Esto es lo que crea fricción y resistencia. Ello provoca que cada esfuerzo de convencimiento se efectúe con “el viento en contra”.

Las cosas que corresponden y deben prevalecer, lo harán finalmente. Más temprano que tarde. Y para ello, disponer de energía mayor a la que “gastan” los demás, constituye una ventaja.

Es bueno aprender a dejar que las cosas fluyan y fluir con ellas.

Las convicciones y los principios no se alteran en absoluto con esta premisa. La ventaja competitiva estará siempre de parte de aquel que tenga dosificadas o intactas las reservas de energía.

Bruce Lee decía: “Be Water my friend” (sé cómo el agua, mi amigo). Y ésta referencia no aludía a ninguna pasividad o resignación. Más bien a la capacidad del agua para adaptarse a todas las formas que la contienen sin perder su esencia y poder. Nada detiene el agua cuando busca discurrir por un curso vital. Lo vence todo y supera lo que se le ponga por delante.  Y por otra parte, es uno de los elementos más bellos, nobles e indispensables para la vida.

Así es el hombre que no asume una actitud defensiva, Así es aquel que ignora la resistencia y la trasciende por otras vías.

Mantenerse a la defensiva, culpar a los demás y no aceptar ni rendirse ante el momento, llena la vida de resistencia. Y debe reconocerse que cada vez que se encuentra resistencia, forzar la situación solo la aumenta.

No es sabio alzarse rígido ante la vida con la prestancia de un viejo roble que finalmente sucumbirá. Es mucho mejor hacerlo con la flexibilidad del bambú que se dobla ante la tormenta pero sobrevive.

Y por otra parte, si se revisa la vieja fábula que describe la carrera entre la tortuga y la liebre, se evidenciará que la tortuga sigue ganando la justa. En tanto la liebre, provista de toda habilidad, yace exhausta a la orilla del camino. Sin energía para seguir en competencia.

ACEPTE lo que sucede en ESTE MOMENTO, finalmente YA ESTA SUCEDIENDO. Asuma RESPONSABILIDAD por lo que pasa. No se sienta culpable por lo que sucede ni eche culpas a los demás. Ésa es la forma de identificar las oportunidades que existen en todo lo que pasa. Finalmente, no viva sosteniendo una actitud defensiva ante los demás. Deje que las cosas fluyan y fluya usted mismo con ellas.

El resultado premia a quienes tienen la energía personal suficiente para quedar de pié al término de cada campaña.

Twitter: @NavaCondarco

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