Breve reflexión sobre el comportamiento del individuo mediocre

Muchas sombras no existen para el entendimiento del termino mediocre. Tema aparte es, por supuesto, la suspicacia que despierta, porque finalmente muchos estamos al alcance de su significado.

Mediocres en realidad somos todos en una u otra forma, caso contrario seríamos seres de luz u oscuridad completa. Mediocre no quiere decir ni malo ni bueno, es precisamente ésa zona gris que se encuentra al medio. Por algún motivo somos más sensibles a que nos digan mediocres en lugar de malos, y hay que estar tranquilos con la interpretación.

Con la objetividad que se merece, vale la pena evaluar el carácter de las siguientes afirmaciones y reflexionar en ellas. Ninguna está clasificada como buena o mala, más bien en ésa precisa zona del gris que califica lo mediocre:

  • Mediocre es la forma de pensar de ésa familia que visualiza una mejor vida para el hijo en la premisa de hacerlo doctor o ingeniero.
  • La idea de quién convierte la adquisición de una casa en inversión de toda la vida.
  • La mentalidad del profesional que se gobierna por la ley del menor esfuerzo.
  • Mediocre aquel que se desempeña en un empleo que no le agrada y no le asigna ningún valor.

  • Quién se levanta todos los días arrastrando los pies para acudir a un trabajo que de buena gana evitaría.
  • Mediocre quién además lo hace con el argumento de estar pensando en la familia que “necesita comer”.
  • Quién suspira con pena al despertar cada lunes y sonríe con la puesta de sol los días viernes.
  • Mediocre quién odia a su jefe porque es más fácil que odiarse a sí mismo.

  • Quién ajusta su vida a la consigna de que ya llega la “quincena” o el “fin de mes”.
  • Mediocre el intelectual que a título de “solidaridad” promueve la vigencia de éste “sistema discapacitado” o solicita encendido en ira que sean las “clases dirigentes” las que acaben con él.
  • Quién piensa que son “otros” los que están obligados con él.
  • Mediocre quién siente que si hubiera “nacido en Chicago” otro fuese su destino. Porque los mismos mediocres existen allá, y la mediocridad es mochila de viaje donde se va.

Lo opuesto a ser mediocre no es “ser bueno”. Porque desde ése estado es muy fácil caer en lo mismo. Quién quiera salir de la zona de influencia de la mediocridad solo puede pensar en la excelencia. En todo lo que piensa y hace.

Porque la excelencia es, finalmente, el estado natural de los potenciales del hombre. Uno que no es esquivo por efecto de capacidad, más bien como consecuencia de la pereza y un falso sentido de la seguridad y el valor de las posiciones conservadoras.

Pereza intelectual y de acción. Apego a la comodidad y al “statu quo”, que siempre propende a la mediocridad. Como el agua estancada que en última instancia se pudre.

Toda persona que busca la excelencia es en esencia un “revolucionario” porque remece los fundamentos de lo establecido. Y bien se sabe, a estas alturas, que lo establecido coquetea permanentemente con lo mediocre.

Twitter: @NavaCondarco

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