Ideología política del Emprendedor y otras consideraciones

La ideología política del Emprendedor se fundamenta en el hecho de ser un agente creador de riqueza. Es así de simple. Es diferente crear, administrar, o en último termino beneficiarse de la riqueza. Estas diferencias condicionan el pensamiento y la acción política.

Pueden existir emprendimientos que fracasen, pero no existe ninguno que genere pobreza. Todo emprendimiento propende a cubrir necesidades y solucionar problemas, en ése sentido contribuye al proceso evolutivo de la economía social.

Este rasgo de su trabajo define la ideología política del Emprendedor.

Ahora bien, es importante establecer la diferencia entre lo que puede considerarse un “emprendimiento” en el sentido del verbo y la acción de un Emprendedor. Las instituciones y otros agentes colectivos pueden efectivamente “emprender”, pero eso es diferente al trabajo de un Emprendedor.

Por ello mismo, dado que el Emprendedor no trabaja al amparo de ninguna cobertura institucional, precisa tener consciencia plena de los modelos políticos que gestione la sociedad en la que se desenvuelve.

La iniciativa individual y el colectivismo.-

El Emprendedor es el exponente más importante de la iniciativa individual que genera el progreso de los pueblos. Su aporte no es comparable a lo que pueda obtener la acción colectiva, por muy organizada o institucionalizada que esté.

Las organizaciones son una creación del hombre para alcanzar eficiencia en el trabajo, pero no constituyen sustituto de la labor del Emprendedor. Por muy creativa o innovadora que pueda ser una Organización o un sistema, son incapaces de reemplazar el trabajo del hombre que imagina, gesta y da a luz una actividad de negocios.

Desde acá emerge la primera premisa de carácter político. Ningún modelo “colectivista” de ordenamiento económico y social puede amparar el trabajo del Emprendedor. Una Organización no puede sustituir al hombre en este sentido.

La “colectividad” que no se entiende como la suma de preciosas individualidades es un ente amorfo que no tiene la capacidad de gestionar sus mejores intereses.

Los derechos y aspiraciones colectivas que no son entendidas como el agregado de prerrogativas individuales, no le representan beneficio a nadie. Pocas cosas son más contradictorias que la “propiedad colectiva”. Puesto que aquello que es “de todos” finalmente no es de nadie. Y cuando se trata de medios de producción, el despropósito es mayúsculo.

Sin la iniciativa individual, sustentada en incentivos de carácter privado, nunca se hubiera producido el progreso. Es cierto que las organizaciones hacen posible el bienestar de individuos que se cuentan por millones, pero los negocios que las sustentan han sido siempre producto de la iniciativa individual.

El hombre primero, la más importante y significativa de las minorías, el grupo después, la colectividad luego. Ése enfoque diferencia a una sociedad productiva de un rebaño que siempre busca y espera un pastor iluminado.

La ideología política del Emprendedor no se asienta, en forma alguna, en criterios colectivistas.

Ordenamientos económicos y sociales de “planificación centralizada”.-

Las tareas del Emprendedor no pueden ser inducidas desde una norma o intención organizacional. Por lo tanto ningún modelo de “planificación centralizada” sirve para que florezcan los emprendimientos o sostiene la ideología política del Emprendedor.

Pueden existir grados en el nivel de “colectivización y planificación central”, pero ninguno constituye ambiente propicio para el trabajo del Emprendedor.

La calidad del trabajo “entrepreneurial” está vinculado a la existencia de mercados en los que exista libre competencia.

Es diferente el producto del trabajo de un Emprendedor sujeto a competencia que uno que no la tiene. La diferencia se explica en algo fundamental: la calidad del emprendimiento. En tanto más competencia, mayor calidad en los emprendimientos. Y en ése sentido, también en los emprendedores.

Ningún modelo político que coarte las libertades de acción en el mercado y por ende la libre competencia, contribuye con las tareas de un Emprendedor.

Nada existe más frágil que un plan. Y cuando ésta es la lógica que gobierna los destinos de los pueblos, poco beneficio se puede esperar.

Por fortuna ya forman parte del pasado esos afanes descabellados de gobernar los pueblos bajo la égida de “planes quinquenales” o “comités de planificación central”. Pero no faltan mercaderes de la política que aprovechan las necesidades e ignorancia para prometer soluciones desde oscuras burocracias centrales, con miles de empleados pagados por el pueblo.

Como no pueden apoyarse en el mérito de sus propias proposiciones, ofrecen soluciones desde “políticas públicas”, descalificando, denostando y denigrando el trabajo del agente privado.

Y la ignorancia colectiva muchas veces acepta el mensaje. Apuesta por el patronazgo, el paternalismo y la burocracia que emerge de toda planificación central. Los resultados son siempre los mismos: pobres que siguen siendo igual o más pobres, planificadores que se enriquecen y naciones que pierden tiempo precioso del trabajo de sus mejores hombres.

Los “soviets” y el “politburó” son sustituidos por caudillos. Pseudo socialistas que repiten arengas populistas con la habilidad de un hipnotista. Los “planes quinquenales” son ahora “agendas de cambio”. Y tienen extensiones que castigan calendarios como nunca osaron hacerlo ni siquiera líderes estalinistas.

Nada de esto condice con la ideología política del Emprendedor o su trabajo. Porque éste es eminentemente inductivo. Parte de la pequeña realidad, y de allí trasciende.

Enfoque económico vs enfoque social.-

La tarea del Emprendedor tiene carácter eminentemente económico.

El factor social (entiéndase el impacto en la calidad de vida de los agentes económicos), constituye un producto del acto económico. Nunca una causa.

Un modelo que priorice un enfoque social sobre el económico no favorece el trabajo ni constituye fundamento de la ideología política del Emprendedor.

Es factible suponer que la solución de factores sociales puede contribuir en lo económico. Pero es más efectivo trabajar sobre elementos económicos, y desde allí afectar positivamente la realidad social.

Desde el punto de vista del Emprendedor todo problema relacionado a la pobreza se resuelve generando riqueza, ¡simple!

Toda desigualdad social y falta de equidad es un efecto de la pobreza. Y tiene en su antípoda, es decir en la riqueza, su solución concreta.

Pueden existir ideologías políticas que se orienten a una “distribución de la riqueza” hipotéticamente asentada en criterios de ecuanimidad. Pero ninguna “distribución” es equiparable a la creación de riqueza para resolver carencias.

Hay diferencia entre modelos políticos que pregonan “distribución de riqueza” y los que establecen condiciones para la “generación de riqueza”. Una de las más importantes está relacionada a los criterios para la distribución. Los modelos que propugnan  distribución tienen carácter discrecional, y es “alguien”, o “algunos”, los que establecen los parámetros sobre los que se realiza, atribuyéndose pleno conocimiento de las necesidades de los demás.

Este factor no solo pone en riesgo, más bien anula la hipotética bondad de ésos modelos. Puesto que se brindan al equívoco, a la voluntad de unos cuantos y a la corrupción.

Los modelos de gobierno que priorizan la solución de factores sociales en perjuicio de un enfoque de generación de riqueza, terminan “distribuyendo pobreza de forma equitativa”.

Y esto no explica la ideología política del Emprendedor.

Ideologías políticas que consiguen “agregación de demandas” vs modelos que auspician la “solución de problemas”.-

Todo modelo político que se fundamenta en planteamientos asistencialistas propende a una “agregación de demandas” en la colectividad.

Cuando el Estado asume la responsabilidad de “resolver” todos los problemas de una sociedad, ingresa en un proceso donde las demandas de la población se multiplican. Por otra parte, y por efecto del propio enfoque, ésos Estados carecen de efectividad para incrementar la riqueza y atender las demandas.

En cambio, la ideología política del Emprendedor y su trabajo, propenden siempre a satisfacer necesidades. Y por efecto de esto, resolver problemas.

Todo Negocio con posibilidades básicas de sobrevivir y crecer, debe fundamentarse en la cobertura de alguna necesidad o la solución de algún problema. Si el Emprendedor no se conduce por este camino, fracasa. Y dado el hecho natural que nada se emprende con el propósito de fracasar, al menos la intención de resolver problemas está garantizada.

Adicionalmente, la creación y el sostenimiento de un Negocio, no solo resuelve problemas y necesidades, también genera riqueza.

Por último, en tanto los costos en un modelo político “intervencionista” son muy altos, la tarea del Emprendedor no le genera ningún costo a la sociedad. Dado que se realiza por cuenta y costo de él mismo.

El “tamaño” del Estado.-

Mientras más grande el Estado, menos propicio para el trabajo del Emprendedor

A pesar de todo intento por demostrar lo contrario, es fácil verificar que ninguna Organización Pública alcanza la misma eficiencia de la Organización privada, o la iniciativa individual organizada.

Los Sistemas Públicos adolecen de diversos grados de disfuncionalidad burocrática. Allí radica su ineficiencia. En tanto que su ineficacia emerge de los intereses del patrimonio colectivo que siempre le “corresponde a todos y a nadie en particular”.

En la medida que “nadie” asume riesgos por la ineficacia de una Organización Pública, el hecho tampoco le importa a nadie.

El Emprendedor, por otra parte, siempre asume riesgos de forma personal por todas las acciones que emprende. Si se pierde lo hace él, si se gana lo hacen todos.

Cuando las tareas del Estado se restringen a lo indispensable (es decir aquello que por lógica le está privado o le resulta muy dificultoso al agente privado), emerge el ambiente propicio para la iniciativa individual. Y se activa el circuito virtuoso que el Emprendedor lidera para el desarrollo económico y social.

No es únicamente la lógica, también la historia ha demostrado que el Estado no es buen administrador. Al menos no uno que pueda competir con la iniciativa individual organizada.

Éste es un fundamento esencial de la ideología política del Emprendedor.

Un pueblo que despliega creatividad, iniciativas y trabajo para resolver problemas y satisfacer necesidades, aprovecha la riqueza que posee. Ése pueblo puede igualmente fortalecer sus finanzas públicas con la riqueza que generan sus ciudadanos. Especialmente si lo hace sin desincentivar la dinámica creadora.

Posiblemente un elemento clave en el análisis lo constituye el relacionado a incentivos. El emprendimiento los proporciona de forma directa. Por ello mismo es factor de gran poder en la dinámica económica. En tanto que los incentivos para las políticas públicas se fundamentan en teóricos intereses colectivos e hipotéticos beneficios en el largo plazo.

Los pueblos que no otorgan condiciones y confianza al trabajo de sus Emprendedores, son pueblos que no confían en sí mismos. Y en este sentido poco pueden esperar de lo que les depare el porvenir.

Libertad.-

Ningún modelo político que atente contra la libertad de sus ciudadanos puede construir una sociedad emprendedora. Y por lógica no forma parte de la ideología política del Emprendedor. Los regímenes que conculcan libertades (bajo cualquier pretexto), condenan sus pueblos al atraso y la postergación.

Responde a una alarmante ignorancia justificar la conculcación de libertades bajo argumentos de justicia o equidad. La libertad es un valor que la especie humana privilegia sobre cualquier otro. Y es a la vez el único que garantiza que el individuo pueda ser un agente productivo y transformador de las realidades sociales.

Por otra parte, ésa evidente ignorancia es también efecto de la pobreza. Y ésta se origina, en última instancia, en la falta de riqueza.

A título individual, y también social, pocos problemas se resuelven enfocando la atención en la administración de lo “poco” en lugar de orientar los esfuerzos a generar lo que se precisa.

Toda política pública debe estar dirigida siempre a la atención de aquello que se necesita para generar riqueza. Nunca a la “gestión eficiente” de la pobreza.

Antes de nada el Emprendedor es un hombre libre. Porque ése carácter tienen los sueños, las visiones y los anhelos. Libre para hacer el trabajo que se necesite, para enmendar errores, enfrentar y sobrellevar perdidas. Libre para enriquecerse, o para ser pobre si así lo quiere.

Ninguna ideología política que atente contra las libertades individuales constituye tierra fértil para el espíritu emprendedor. Y ninguna sociedad que proscriba el aporte de la iniciativa individual tiene perspectivas de ser un buen hogar para sus habitantes.

La ideología política del Emprendedor tiene en la libertad su esencia, no solo un fundamento. Y en ése sentido refleja una condición general de los seres humanos.

Twitter: @NavaCondarco

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