¿Qué es la Conciencia Emprendedora?

Poseer Conciencia Emprendedora representa conocer con amplitud y profundidad lo que significa el acto de Emprender. Este conocimiento se resume apropiadamente en la siguiente afirmación: “Emprender es una forma de vida”.

El Emprendimiento no es solo un oficio, ni el hecho de establecer y administrar un Negocio, es una forma de ver el mundo y entender la vida. El desarrollo de la Conciencia Emprendedora no tiene nada que ver con las habilidades y aptitudes para Emprender. Tampoco con el deseo, la disposición y el afán que se imprima en la tarea.

La Conciencia Emprendedora orienta y condiciona al individuo en todos los actos de su vida.

No es la falta de habilidad o conocimiento lo que provoca que muchos emprendimientos fracasen. Ello sucede porque el Emprendedor asume que realiza solo una tarea y no entiende que esto se trata de una forma de vivir.

El Emprendimiento abarca todas las áreas de la vida de una persona, no solo su dimensión profesional. No es una labor que se ejerce en marcos de tiempo definidos. No tiene el inicio y final del trabajo de otras profesiones. Toda la vida familiar, relación de pareja, formación de los hijos, construcción de amistades, edad temprana, madurez y vejez se incluyen o gravitan alrededor del hecho de Emprender.

¡Emprendedor se ES toda la vida!

La labor del Emprendedor no se limita al Negocio que ha formado. Porque es un hecho que en su vida habrá intentado desarrollar muchos más que los que fueron exitosos. Clasificar al Emprendedor a la sombra del Negocio o proyecto que ha gestado, es igual que resumir la vida de un arquitecto en un edificio que lleva su firma.

La Conciencia Emprendedora entiende esto.

La tarea del Emprendedor no se limita a obtener éxito en lo que hace.

Porque éste es finalmente el producto de una larga experiencia de fracasos. Los éxitos son puntos pequeños en una línea larga y continua de reveses, derrotas y frustraciones.

La Conciencia Emprendedora entiende esto.

El Emprendedor tiene una responsabilidad en lo que es y hace que ninguna profesión posee.

Esta responsabilidad es la de constituir elemento fundamental de la dinámica económica que sostiene las sociedades. Sin emprendimientos los pueblos carecen de soportes productivos para sobrevivir, interactuar y crecer. Todas las organizaciones empresariales y las instituciones tienen su génesis en un emprendimiento. Y se mantienen vigentes merced a esfuerzos creativos e innovaciones que forman parte del espíritu emprendedor.

La Conciencia Emprendedora entiende esto.

El desarrollo de los pueblos, las naciones y la propia civilización depende de los emprendimientos que se hagan.

El invento de la rueda tomó forma en una mente emprendedora, igual que el viaje del hombre a la Luna. La definición más justa de lo que significa Emprender dice que es una “capacidad y actitud de percibir, crear y actuar”. Percibir aquello que no es evidente para todos. Crearlo y actuar para que sea una realidad sostenible. Todo esto no solo es esencial para el desarrollo integral del hombre, también es algo que no puede hacerlo cualquiera.

La Conciencia Emprendedora entiende esto.

¡El Emprendedor es un líder!

Porque de hecho no puede ser otra cosa quién toma la iniciativa, organiza y dirige a otros para la creación de aquello que alberga en su imaginación. No necesariamente es un líder porque los demás así lo reconozcan, lo es porque comanda un proceso. Y el liderazgo demanda responsabilidad y criterio como pocas cosas.

La Conciencia Emprendedora entiende esto.

El Emprendedor debe conocer profundamente la naturaleza y estructura de los problemas.

Ellos son compañeros infaltables de viaje. Resolverlos y superarlos es lo único que garantiza alcanzar los objetivos. El emprendimiento es una carretera que conduce de un punto a otro, pero el éxito no radica en conocer la ruta, más bien en identificar y superar los obstáculos. Transitar el camino exige conocimiento, pero superar barreras demanda carácter. Pocos tienen capacidad de convivir con los problemas, y el Emprendedor debe hacerlo. Por esto es necesario que conozca su dinámica, así puede abordar cualquier problema con ventaja.

La Conciencia Emprendedora entiende esto.

Al margen de los problemas, o posiblemente como efecto de ellos y del imperativo de liderar, el emprendimiento es uno de los oficios más solitarios que existe.

Apoyo hay, seguramente, pero es uno que proviene “desde abajo”. Uno que “soporta”, no uno que “sostiene”. El riesgo final lo asume el Emprendedor, ésa es la naturaleza del juego. Y esto genera tremenda soledad. Una que se reviste, además, de incomprensión y adversidad. Si el Emprendedor triunfa, ganan todos, y si pierde, solo lo hace él.

La Conciencia Emprendedora entiende esto.

El Emprendedor se enfrenta, como efecto de su oficio y el deseo de cumplir sueños, a la animosidad de aquellos enemigos del espíritu libre. Porque el emprendimiento es una manifestación de libertad, de individualidad, y esto no todos lo comparten.

En la Sociedad abundan los criterios de seguridad, igualdad y equidad. Habitualmente estos factores, aunque de forma equivocada y poco funcional, condicionan los actos de gobierno colectivo. Y para ellos el espíritu libre es, en el mejor de los casos, sospechoso. Pocos asumen (porque de entender, seguramente entienden), que la libertad del espíritu Emprendedor es justamente la que garantiza sociedades más seguras y con mayor equidad. Porque son los emprendimientos quienes producen el crecimiento de las economías y finalmente “amplían la tienda” que resguarda a sus pueblos.

No son pocos los “enemigos” del Emprendedor. Suman exactamente el número de aquellos que le temen a la libertad.

La Conciencia Emprendedora entiende esto.

El emprendimiento no es sólo un oficio, nada más lejos de la realidad. No es una garantía para la libertad financiera o pasaje a la riqueza. Algunos de los emprendedores más grandes de la historia terminaron su vida en la pobreza, pero cambiaron el mundo. El emprendimiento no es una técnica que se aprende en 15 pasos o 7 semanas, como bien lo atestiguaría el gran Nicola Tesla. Tampoco es conocimiento profano. Demanda mucha instrucción y conocimiento.

Nada tiene que ver el Emprendedor con autos de lujo o relojes costosos. Mucho menos con ésas fotos radiantes que lo rodean de personas lindas y gloriosos paisajes. El Emprendedor es el arquitecto del desarrollo humano, y el individuo que se coloca botas y overol para hacer la obra. Sin emprendedores seguiría la humanidad deambulando en las cavernas. Y esto es algo de tal trascendencia, que no puede caricaturizarse entre bienes suntuosos o fotos sugestivas.

Es cierto que el dinero y la riqueza (que es un concepto integral) son grata consecuencia del espíritu ambicioso que trabaja muy bien y muy duro. Pero ése no es el objetivo de la Conciencia Emprendedora, es un resultado de su labor.

Si algún móvil tiene el genuino Emprendedor, si algún objetivo mayor lo ánima, ése tiene que ser la grandeza. La necesidad de trascender éstos pequeños espacios de tiempo que la vida otorga. Ése deseo de alejarse de los que mucho toman y poco dan. Los que menos invierten y más quieren. Los que valoran una seguridad construida por otros que lo han arriesgado todo.

No existe obra que pueda abarcar lo inscrito en la Conciencia Emprendedora. Porque ésta se desarrolla al ritmo del propio trabajo de los emprendedores, y se adapta a los tiempos que les toca vivir. El libro “Emprender es una forma de vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora” es sólo un modesto aporte. Un deseo de contribuir, una intención de hacer algo al respecto… un emprendimiento, al fin y al cabo.

Twitter: @NavaCondarco

Suscríbete a mi Boletín y recibe las próximas Publicaciones en tu correo

Recibe el mejor Contenido directamente en tu Correo:

Loading
Compartir