Mirando se ven muchas cosas. Así se nutre la Estrategia

Ver, mirar, observar y contemplar. Ése es el proceso que siguen los sentidos cuando se interactúa con algo externo. Ninguno de estos términos es sinónimo de los otros, aunque sean de entendimiento común. Hay diferencias entre ellos, y el pensamiento estratégico las aprovecha para desarrollar ventajas competitivas. La base del proceso es simple: mirando se ven muchas cosas.

En la Estrategia, todo gira alrededor de identificar y construir ventajas que incrementen las posibilidades competitivas en el conflicto que se esté tratando.

Estrategia y conflicto tienen una relación esencial. La Estrategia es el sistema de gobierno que mejor funciona en la resolución de conflictos, se trate de rivalidades personales, de negocios, políticas, militares, objetivos difíciles de alcanzar, etc.

Ahora bien, para alcanzar sus propósitos, la Estrategia raramente acude a herramientas de difícil acceso o comprensión, más todo lo contrario, se fundamenta en lo obvio y natural. Mayormente en la lógica y el sentido común (que de hecho es el menos común de los sentidos).

Y entre las cosas obvias y lógicas, hay pocas más evidentes que la siguiente: “mirando se ven muchas cosas”.

Las personas ven mucho más de lo que miran. Miran mucho más de lo que observan e invierten más tiempo en la observación que en la contemplación. Es así de sencillo. Y la Estrategia aprovecha tremendamente esto.

El verbo ver, procede del vocablo latín videre, y en su primera acepción quiere decir “percibir por los ojos los objetos mediante la acción de la luz”. Este es el hecho biológico que activa todo el proceso.

Mirar, por otra parte, proviene del latín mirare, que significa admirarse. Hay diferencias con el significado de ver. Mirar es “fijar la vista en un objeto, aplicando juntamente la atención”. Acá se evidencia la distinción: mirar es ver algo con atención.

En la dinámica de vida moderna (en realidad ha sido muy parecido siempre), muchas personas viven en piloto automático. Posiblemente ven bastante, pero miran muy poco.

Observar ya es algo más consciente, porque significa “mirar algo o a alguien con mucha atención y detenimiento, para adquirir algún conocimiento sobre su comportamiento o sus características”.

Contemplar, en última instancia, es un estado del ver y mirar más profundo. Se trata de “observar con atención, interés y detenimiento una realidad”.

Observación y contemplación están asociadas a niveles importantes de concentración y enfoque en algo. Son productos de intencionalidad específica y se activan con propósito.

¿Cuál es, en general, la importancia de “mirando se ven muchas cosas”?

Los actos de ver y mirar tienen carácter “horizontal”, es decir, abarcan una importante cantidad de cosas. La observación y la contemplación por otra parte, tienen alcance “vertical”, porque profundizan el análisis de algo.

Las personas que no tienen la capacidad básica de “mirar” la realidad que las circunda, se pierden muchas cosas, y fundamentan su saber en las porciones pequeñas del mundo que reconocen. Reducen notablemente sus percepciones y conocimientos “horizontales”.

Mirar involucra atención, no solo se trata de “ver”, porque esto último es básicamente biológico. Mirar es el factor clave para el pensamiento estratégico. No solo aumenta el potencial del conocimiento, también evidencia elementos que otros ignoran o a los que dan poca importancia (es decir que los ven pero no los miran).

Con el solo hecho de mirar conscientemente, se consigue distinción y ventajas competitivas. Simplemente aprendiendo a mirar lo que sucede alrededor.

Eso mantiene activo el raciocinio y el sentido común, y pone en marcha los procesos mentales que distinguen al pensamiento estratégico. Luego, muchos se asombran de la perspicacia e intuición del “Pingüino Amarillo”, pero se trata solo de respeto (y posiblemente veneración) a la lógica que “mirando se ven muchas cosas”.

La legendaria escritora británica Agatha Christie presentaba con naturalidad a sus inmortales detectives Hércules Poirot y Miss. Marple. Los resultados que estos sagaces individuos obtenían en las historias, los hacían ver con poderes casi sobrenaturales. La verdad sin embargo, como Christie  afirmaba, es que eran personas con agudo sentido de observación, nada más. Mirando se ven muchas cosas, y esto era lo que hacían Poirot y Marple para esclarecer profundos misterios.

Estas habilidades de observación no le pertenecen solo a la ficción, se replican en diversos grados en personas que tienen éxito en lo que hacen. Gente que sale del piloto automático que rapta a la mayoría, personas que básicamente “miran” lo que sucede, es decir “ven las cosas con atención”. Solo eso.

En la dinámica actual, la información emerge a borbotones y puede ahogar a cualquiera en un instante. Nunca antes se tuvo acceso a tanta información, tan rápido y con tanta sencillez. Eso complica mucho la lógica de “mirando se ven muchas cosas”.

Por una parte, porque simplemente no se puede mirar todo, es imposible. Y por otra, porque el hecho de “no mirar” es casi un acto reflejo de protección ante el “acecho informativo”.

El mundo globalizado, interconectado y tecnificado es uno en el que se ve cada vez más y se mira menos.

Probablemente todo se trate ahora de qué mirar, puesto que es imposible atender todo lo que hay disponible. Podría suponerse que la tecnología hace innecesario el esfuerzo de mirar, observar y contemplar. Pero en este punto la Estrategia acude nuevamente al rescate con algunas recomendaciones sencillas.

1.- ¡No se deje llevar por la vorágine de la vida moderna!

Aplique la lógica inversa. Actúe con tranquilidad, pausa y sosiego. Esto no se lo recomienda una terapia psicológica y no es un consejo espiritual (que buenos fueran, igualmente), es puro y simple sentido estratégico. Interponiendo tranquilidad al caos y sosiego al afán, los sentidos se agudizan, y finalmente se miran muchas cosas que permanecen invisibles para el que vive agitado.

2.- ¡Apague su piloto automático!

¿Cuántas cosas que ve todos los días en su camino al trabajo o la casa nunca las ha mirado? Compruébelo la próxima vez que haga la ruta con atención.

Este es un mundo de personas que “están ahí” pero no están presentes. Su mente los tiene en cualquier otra parte. Ven pero no miran. Encuentran menos respuestas y soluciones de las que necesitan porque trabajan “verticalmente”. Atienden pocas cosas e ignoran todo lo que ofrece el mundo “ancho y ajeno”.

Estar presente y tomar consciencia de las cosas, no solo contribuye con la calidad de vida, es sobre todo una virtud estratégica. Pocos lo hacen, y eso es todo lo que necesita saber el pensador estratégico para entender que allí cuenta con una ventaja. El “mirando se ven muchas cosas” no aplica si no se está presente en el aquí y ahora.

3.- ¡Olvide el “no quiero ver”!

En muchas ocasiones, son las personas mismas quienes limitan su atención apartándose de cosas que las incomodan y molestan, o que subestiman notablemente. Esto es “abstraerse de la realidad”. Y por supuesto, quien no quiere ni siquiera ver, tampoco mira.

Hay pocos errores estratégicos más graves que éste. La lógica del avestruz que coloca la cabeza debajo de la tierra, solo conduce al fracaso en el tratamiento de cualquier tipo de conflicto.

4.- Sea receptivo siempre, mantenga “antenas desplegadas”

En la práctica de Estrategia, una mente abierta a todo y sin ningún tipo de ataduras, es indispensable. Esto activa la curiosidad y la perspicacia. Así se presta atención a las cosas que se ve, luego se define qué amerita observarse con cuidado y dónde se aplica contemplación.

Las personas con prejuicios, fanatismos y cualquier tipo de inflexibilidad mental, ven muy pocas cosas y miran aún menos. Tienen una percepción estrecha, pobre y peligrosa de la realidad. Las trincheras ideológicas y los individuos dogmáticos, son producto del hecho de no mirar el mundo y la vida en su infinita extensión.

5.- El pensador estratégico vive buscando “pistas”

Existe un término mucho más eficiente para esto en el idioma inglés, “insights”. Esto es, la visión de algo, percepciones, intuiciones, revelaciones, etc. Todo ello comienza con la lógica de “mirando se ven muchas cosas”.

Eran “pistas” las que buscaban Hércules Poirot y Miss Marple para resolver los crímenes en las novelas de Agatha Christie. Y lo hacían en el marco del proceso ver-mirar-observar-contemplar. De allí emergían las respuestas.

En un episodio de la exitosa serie de televisión “Vikingos”, el líder Rajnar Lothbrok se dedica a observar el comportamiento de todos los participantes en una fiesta que ha convocado. Nadie lo puede ver, él mira todos los eventos oculto por una mampara. Mirando con atención identifica amistades, relaciones ocultas, complicidades, rivalidades, etc. Se ha formado una idea de muchas cosas y actuará en consecuencia.

Mirando se ven muchas cosas…

Twitter: @NavaCondarco

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