10 Razones por las que nunca debería tener un empleo

El empleo es una opción de generar ingresos por medio de la capacidad de producción que cada quien posee como activo. No es la única opción, a diferencia de lo que muchas personas piensan, y tampoco es la mejor. Es sin duda, la más representativa, simbólica y polémica de todas ellas, puesto que explica muchos fenómenos que caracterizan la dinámica social moderna.

Steve Pavlina, conocido autor en temáticas relacionadas al desarrollo personal, publicó el año 2006 “10 reasons you should never get a job”. El texto posiblemente constituya la mejor  referencia para entender los importantes motivos que hacen del empleo la opción menos recomendada para perfeccionar la capacidad de producción y alcanzar libertad financiera.

Pavlina se ha caracterizado por la honestidad de sus pensamientos y la forma directa en que los expone. Ello se puede ver claramente en el artículo. Los conceptos, las ideas e incluso las palabras, son escogidas para alcanzar un efecto concreto.

Muchos terminarán incómodos la lectura y asumirán una posición reactiva. Pavlina es consciente de esto, y al final del artículo lo expone de la siguiente manera: “Al leer esto muchas personas se pondrán a la defensiva. Eso forma parte del “condicionamiento” que el empleo genera. Pero consideren que si todo lo expuesto antes no tuviera un grado importante de verdad, no produciría tampoco ningún tipo de reacción emocional”.

Estas son las 10 razones por la cuales, según Pavlina, no debe tomarse un empleo:

1.- El empleo genera ingresos para “tontos” (intercambio de tiempo por dinero).-

El empleo, dice Pavlina, sólo genera ingresos cuando se está efectiva (y físicamente) “trabajando”. Y en ello yace una limitación significativa. Nadie debería asociar la generación de ingresos exclusivamente con el trabajo. Y esto sucede con un empleo. Si el empleado no trabaja, no cobra.

Pavlina se pregunta: ¿No sería ideal generar ingresos también cuando se está descansando, comiendo, durmiendo, jugando con los hijos, etc.? ¿No resulta interesante la opción de percibir ingresos 24 horas al día los 7 días de la semana?  Pues bien, el empleo no permite que eso suceda.

El mercado no valora cuantas horas trabaja una persona. El mercado paga por bienes y servicios que tienen explícito y reconocible valor.

Por lo tanto a nadie le interesa si alguien trabaja 6 horas o 60 a la semana. No es el tiempo de las personas lo que el mercado reconoce, es el valor de las cosas que recibe. ¿Alguien pagaría el doble por éste artículo que escribo si me hubiera llevado 6 horas hacerlo en lugar de 3?, inquiere Pavlina.

La medida inteligente de generar ingresos es desarrollar sistemas que los produzcan 24 horas al día, 7 días a la semana. Sin que ello dependa del esfuerzo físico, de la atención o presencia personal, la condición geográfica, la salud o restricciones de tiempo.

La medida inteligente es desarrollar ingresos pasivos. Bien sea convirtiéndose en inversor (de cualquier monto de dinero), iniciando un negocio, haciendo trabajo creativo que genere derechos transables, etc. El SISTEMA que se desarrolle debe proporcionar valor al consumidor en el mercado y generar ingresos. Luego, el tiempo libre disponible puede ser invertido en generar más ingresos, optimizar el sistema o crear alternativos.

De hecho no es fácil, dice Pavlina, identificar y desarrollar un sistema de ingresos alternativo al empleo. Pero tampoco es algo mucho más complejo que llevar un empleo todos los días (bien conocen estas dificultades aquellos que las viven).  Nadie nace sabiendo estas cosas, pero tampoco se trata de inventar la rueda. Existen alternativas desarrolladas en el mercado que pueden constituir un punto de partida. Hay abundante literatura y material de apoyo que puede proporcionar orientación y guía. Y si esto lleva tiempo, pues bien, “de todas maneras el tiempo igual seguirá pasando”.

2.- El empleo proporciona experiencia LIMITADA.-

Muchas personas piensan que conseguir un empleo es una forma de ganar experiencia. Pero esto es lo mismo, dice Pavlina, que afirmar que uno debería jugar golf para ganar experiencia jugando golf. Las personas, dice, ganan experiencia de la vida, más allá que tengan un empleo o no.

El empleo proporciona experiencia en aquello relacionado con ése empleo. Y poco más.

El problema de desarrollar experiencia con un empleo es que usualmente se repiten las mismas “experiencias” una y otra vez. El empleo proporciona mucho conocimiento inicialmente pero luego éste se estanca.

La experiencia que uno adquiere en un empleo ¿podrá tener valor en 20 o 30 años más, momento en el cual aún la propia Organización que lo proporciona eventualmente ya no exista? ¿Y en todo caso, ése tipo de experiencia puede ser considerada más valiosa que la experiencia en el desarrollo de conocimientos, actividades y sistemas para la generación permanente de ingresos más allá de las fronteras del empleo?

3.- El empleo es una forma de “domesticar” a las personas.-

Tomar un empleo, dice Pavlina, es como enrolarse en un programa de “domesticación humana”. Uno aprende cómo convertirse en una buena mascota.

El empleo enseña, fundamentalmente, cómo obedecer. Constituye una forma significativa de restricción de libertad y de sometimiento a las disposiciones del sistema y la jerarquía.

El jefe premia el “buen comportamiento” y aplica disciplina cuando no se obedece o no se atiende una disposición.

Concluye siendo más exitoso como empleado quien mejor se “amolda” a las políticas, normas y órdenes que lo regulan. Y así, las personas terminan llevando una vida limitada a la realidad que presentan estas “pequeñas jaulas” que los convocan todos los días, en la forma de un trabajo que hay que realizar de acuerdo al buen juicio de los demás.

4.- “Muchas bocas por alimentar”.-

Los ingresos que recibe un empleado están sujetos a inflexibles sistemas impositivos y otros descuentos en la mayoría de los países del mundo.

Buena parte de esta reducción del dinero ganado es deducido en las boletas de pago, y otro es, en teoría, pagado por el empleador.

Pero es un hecho, dice Pavlina, que el empleador concluye considerando también ésos impuestos y aportes como parte del costo que representa el empleado, cual si fuese otro tipo de compensación o beneficio.

El empleado debe pagar con su trabajo incluso por el espacio físico que le es asignado para hacerlo. Puesto que finalmente su “presencia laboral” debe justificarse plenamente desde toda óptica financiera.

En muchas ocasiones el empleado puede tener la percepción de un “gran y generoso” apoyo que le proporciona la Organización en la que trabaja. Pero olvida, tristemente, que es él quien está pagando por todo ello.

Otra parte de los ingresos van, lógicamente, para propietarios e inversores.

Todo esto representa “muchas bocas por alimentar”. En condiciones de equidad (que no condicen con la naturaleza del sistema), el empleado probablemente vería triplicado el ingreso que percibe. Pero en las condiciones existentes, ése dinero termina en un conjunto grande de “bolsillos ajenos”.

5.- El empleo representa mucho riesgo.-

Muchos empleados consideran, dice Pavlina, que tener un empleo es la forma más segura de mantener las necesidades económicas que tienen, pero esto es absurdo. El “condicionamiento social” con respecto al empleo es tan efectivo que consigue que las personas piensen precisamente lo opuesto a la verdad.

Colocarse en una posición en la que todo el ingreso que se tiene dependa de alguien que, eventualmente, diga solo dos palabras: “está despedido”, ¿parece una situación segura? Tener una sola fuente de ingresos, ¿puede percibirse realmente como menos riesgoso que tener varias?

La idea de considerar que el empleo es la forma más segura de generar ingresos es simplemente tonta, afirma Pavlina. No se puede tener seguridad si no se tiene control. Y los empleados tienen menos control que nadie sobre el destino de sus empleos. En realidad, si un título corresponde con la condición del empleado éste debería ser el de “apostador profesional”. Puesto que juega, en una sola carta, el destino de su dinero.

6.- El empleado tiene “amos”.-

Cuando uno es Emprendedor o auto-empleado y se encuentra con un idiota en el camino, simplemente puede darse la vuelta y dirigirse a otro lado. Cuando esto sucede en el mundo del empleo uno está obligado a decir “lo siento jefe”.

¡Estas son las reglas del juego!

Se las acepta o no. Pero al aceptarlas se ingresa en una condición de subordinación que puede amparar hasta las más ridículas y humillantes condiciones. Que unas u otras prevalezcan es una cuestión de azar. O bien se tiene la fortuna de interactuar con jefes más bien “razonables” o no. Esto es algo sobre lo que el empleado no tiene control. Puesto que ninguna regla en el empleo otorga la libertad para que el empleado escoja a su jefe o la forma en que éste finalmente se comporte con él.

Luego, la condición del empleado se convierte en un triste proceso de “representación” para alcanzar el mejor trato posible y las “mejores condiciones para su trabajo”.  Si algo de esto se alcanza depende, esencialmente, del buen juicio y la buena voluntad del “amo”.

7.- “Suplicando por dinero”.-

Cuando el empleado quiere aumentar sus ingresos debe sentarse y esperar, en medio de súplicas, que el jefe acceda a ello.

¿Existe algún empleado que tenga la libertad de definir cuanto desea ganar sin la autorización de nadie?

Por otra parte, si uno tiene un negocio en el que un cliente dice “no”, corresponde simplemente decir, ¡el siguiente!

8.- El empleo condiciona los relacionamientos y la vida social.-

Muchas personas conciben sus empleos como fuente primera y principal de relacionamiento social. Interactúan con la misma gente fuera de los límites del trabajo. Esas relaciones “incestuosas” según Pavlina, no tienen ningún fin provechoso ni provocan crecimiento. Los temas de conversación son los mismos, la dinámica de entendimiento de la vida no cambia, y las fronteras de la existencia se mantienen en rangos “minimalistas”.

9.- El empleo constituye una pérdida de libertad.-

Pavlina expresa que cuesta bastante “transformar a un ser humano en un empleado”.

Lo primero que hay que hacer es quebrar su sentido de voluntad independiente. Una buena forma de hacerlo es entregándole un voluminoso “Manual” lleno de reglas y regulaciones sin sentido. Esto conduce a que el nuevo empleado se vuelva obediente por temor a ser disciplinado en cualquier momento, y por algo incomprensible. De ésa manera concluirá por entender que es simplemente más seguro obedecer las órdenes del jefe sin cuestionarlas y evitar problemas subsiguientes.

Como elementos adicionales del entrenamiento para alcanzar obediencia, al empleado se le enseña cómo vestirse, cómo caminar, cómo moverse, etc.

Existen infinidad de disposiciones y regulaciones que deben ser respetadas por efectos de política y normatividad. Hay una forma específica para hacer llamadas telefónicas, obtener material de escritorio, tomar un permiso, gestionar vacaciones, disponer el ordenamiento de la oficina, etc. Todo esto conculca libertad en beneficio de “organización”.

Al hombre de espíritu libre todas estas regulaciones le parecen absurdas, por supuesto. La única política que él necesita es: “Se inteligente. Se agradable. Haz lo que amas. Diviértete”.

10.- El empleo te convierte en un cobarde.-

Pavlina comenta: la mayoría de los empleados tienen una capacidad inagotable para quejarse acerca de los problemas de las compañías en las que trabajan. Pero el sentido de la queja no es necesariamente un deseo de encontrar soluciones. Más bien construir y difundir excusas basadas en los descuidos, la negligencia o la incapacidad de los demás. Pareciera, dice Pavlina, que tener un empleo “drenara” todo rasgo de voluntad independiente en las personas y las convirtiera en cobardes sin carácter. Si alguien no puede llamar “tonto” a su jefe, con toda la razón del mundo y sin temor de ser despedido de inmediato, ya no es más una persona libre, y se convierte en una especie de “propiedad” de su jefe.

Y si uno trabaja todos los días en interacción con estos rasgos de cobardía, se convierte finalmente en parte del sistema.

Es sólo cuestión de tiempo antes que se sacrifiquen los rasgos más significativos de humanidad en el altar del temor. Primero coraje, luego honestidad, luego honor, integridad y finalmente el sentido de voluntad independiente. La persona concluye vendiendo su humanidad por algo que no es nada más que una ilusión. Y luego, el peor de los temores es descubrir la verdad de aquello en lo que uno se ha convertido.

¿Aun desea un empleo?

Al leer esto muchas personas se pondrán a la defensiva, dice Pavlina. Eso forma parte del “condicionamiento” que la vida en el Empleo provoca. Pero consideren, expresa, que si todo lo expuesto no tuviera un grado importante de verdad, no produciría tampoco ningún tipo de reacción emocional. Esto es simplemente un recordatorio de lo que todo empleado conoce. Se puede negar insistentemente la existencia de la “jaula”, pero la “jaula” permanece allí.

Luego Pavlina dice (textual): “Y si algo de esto le hace sentir muy mal, es un paso en la dirección correcta. La rabia constituye un nivel más elevado de consciencia que la apatía y por lo tanto es mucho mejor que estar “entumecido” todo el tiempo. Cualquier emoción, incluso la confusión, es mejor que la apatía. Si usted trabaja en sus emociones en lugar de reprimirlas, se encontrará en la senda que conduce al coraje. Y cuando eso suceda, tendrá la voluntad de hacer algo sobre su situación y comenzar a vivir como el poderoso ser humano que es, en lugar de la mascota que le enseñaron a ser”.

Felizmente desempleado.-

Pavlina concluye diciendo lo siguiente:

“¿Cuál es la alternativa a conseguir un empleo?

La alternativa es permanecer felizmente desempleado toda la vida y generar ingresos por otros medios.

Entienda, finalmente, que uno genera ingresos por proveer valor y no tiempo. Encuentre por lo tanto una manera de proporcionar el mejor valor a otros y cargar un justo precio por ello.

Una de las formas más simples y accesibles de hacerlo es empezar su propio Negocio. Cualquiera que fuese el trabajo que esté desarrollando por medio del empleo, transfiéralo a quienes se beneficiarán directamente de él. Es posible que esto tome un poco más de tiempo en funcionar, pero su libertad justifica con holgura la inversión de tiempo y energía. Y por supuesto, todo lo que aprenda a lo largo del camino puede compartirlo con otros para generar aún más valor. Así, incluso los errores pueden ser monetizados”

“Es probable que uno de los mayores temores que enfrente es suponer que usted no tenga un valor real que ofrecer a otros. Puede pensar que ser un empleado y recibir pago por cada hora que trabaja es lo mejor que puede hacer. Probablemente piense que simplemente no vale mucho más que eso. Pero todo ése pensamiento es sólo parte de su condicionamiento como empleado. Carece completamente de sentido. En tanto empiece a revertir ése “lavado de cerebro” pronto reconocerá que tiene la habilidad de proveer enorme valor a otros, y que la gente le pagará gustosa por él. Existe una sola cosa que le impide ver esta verdad, el temor.”

“Todo lo que usted necesita es el coraje de ser usted mismo. El genuino valor tiene raíces en lo que usted es, no en lo que hace.

Lo único que efectivamente necesita es expresar al mundo quién es en realidad. Le han dicho todo un conjunto de mentiras sobre porque usted no puede hacer esto. Pero no conocerá la verdadera felicidad y la realización personal mientras no tenga el coraje para hacerlo de todas maneras.”

“Íntimamente, es probable que usted ya sepa que conseguir un empleo no es lo que quiere. No deje entonces que nadie trate de convencerlo de lo contrario. Aprenda a confiar en su sabiduría interior. Aun cuando el mundo entero diga que está equivocado y es tonto hacerlo. Dentro de algunos años usted mirará atrás y quedará convencido que fue una de las mejores decisiones que pudo haber tomado”.

Twitter: @NavaCondarco

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