Pensar en grande no conduce a la grandeza

Pensar en grande no es la forma más efectiva de conseguir que las cosas sucedan o los objetivos se cumplan. No es la forma, de hecho, que el Pensamiento Estratégico propugna. Al pensar en grande la gente habitualmente termina sin hacer nada, porque la dificultad asociada al desafío vence las mejores intenciones.

Por lo general el hombre es una criatura que se orienta hacia lo fácil, a lo que representa menos dificultad. Y todo lo que emerge de pensar en grande, es intimidante y complejo. Pensar así no cuenta con las probabilidades a favor, y esto tiene eco en los entramados mentales.

Pensar en grande y actuar de forma coherente con lo que se ambiciona, precisa habilidades y aptitudes poco comunes. Y por lo mismo ajenas a la mayoría de la gente.

El Pensamiento Estratégico no piensa en grande, porque nunca visualiza dificultades.

Si lo hiciera establecería desventajas competitivas de forma prematura. El Pensamiento Estratégico trabaja sobre objetivos y desafíos estrechamente asociados a lo posible, a lo práctico, a la acción.

Lo opuesto a pensar en grande es hacerlo en cosas específicas que pueden y deben hacerse hoy. Ahora mismo. En formas y proporciones simples, al alcance de cualquiera. Esto es trabajar en términos de acción y ventajas competitivas.

Por otra parte, pensar estratégicamente en ningún caso está reñido con la grandeza. Esto último es cuestión de visión o de intencionalidad estratégica.

No es lo mismo tener visión o plantear la intencionalidad estratégica que pensar en grande.

La visión proviene de plantearse un objetivo y una posibilidad. Estos son los dos fundamentos sobre lo que se asienta. No es solo un objetivo, es claramente una posibilidad. Y una que se encuentra anclada en niveles importantes de probabilidad. Porque efectivamente “todo” puede entenderse como posible, pero a la vez tener pocas probabilidades de materializarse. Esto no aplica a la visión que plantea el Pensamiento Estratégico. Ella es un objetivo al mismo tiempo que una posibilidad.

Para el Pensamiento Estratégico la visión es tan concreta como la acción que se lleva adelante en el presente. Pero no es necesariamente algo que se inserta en la dinámica de los procesos mentales. La visión “está allí”, constituye ése norte que se pretende alcanzar. En la visión no se piensa (ni en grande ni en pequeño). Es un hito establecido que aguarda el desenvolvimiento de los hechos.

La visión existe como producto de un pensamiento ambicioso que confía en su capacidad de modelar un futuro. Pero no es una dinámica de los procesos mentales que regulan la acción.

En la visión no se piensa cada vez que se llevan adelante las acciones. La visión es un faro en el horizonte, no una luz que alumbra el camino.

El Pensamiento Estratégico se enfoca en el próximo paso.

Ése “paso” tiene infinidad de formas, dependiendo efectivamente de lo que se esté haciendo y los objetivos que se trabajan. Pero es siempre una pequeña y concreta acción para CONSTRUIR la realidad que se busca.

Hace más de 2.500 años Lao Tze, planteaba que “todo viaje de mil leguas comienza por un solo paso”. Y ésta es la forma que toman todas las cosas grandes que se hacen y suceden en la vida.

Todo objetivo grandioso, toda ambición, se materializa por medio de “ése pequeño paso”. Uno pequeño, simple, inmediato.

En tanto pensar en grande representa un viaje de “mil leguas”, pensar estratégicamente es enfocarse en dar efectivamente cada paso. Existe diferencia.

Por otra parte, a Lao Tze le faltó precisar en la cita algo obvio: “todo viaje de mil leguas termina con un solo paso”.

En estas sencillas deducciones se encuentra mimetizada una sabiduría poderosa del accionar humano. Porque efectivamente el viaje de las “mil leguas” no es más que un viaje de “miles y miles de pasos”. Uno siguiendo al otro. Pequeñas piezas que construyen lo grandioso.

En tanto que todo “pequeño paso” es posible, para el Pensamiento Estratégico TODO ES POSIBLE.

Esta es otra de las conmovedoras verdades implicadas en la “mentalidad táctica”, en el “pensamiento pequeño”. ¡Todo puede hacerse! Cualquier estructura, fenómeno, objetivo, por grande que sea, puede alcanzarse sumando “un pequeño paso” a otro. Con método, sin prisa, sin pausa.

Las cosas pequeñas tienen la “sobrecogedora” capacidad de construir lo más grande que la mente concibe. En realidad de “cosas pequeñas” está hecho el universo. Diminutas partículas, minúsculas entidades.

Ciertamente hay más que solo dar pequeños pasos para la construcción de la grandeza: la intención, el orden, el ritmo, la cadencia, etc. Pero todo emerge porque el enfoque mental se traslada de lo macro a lo micro.

Porque allá donde se enfoca el pensamiento se produce la acción. Se concentran disposiciones, habilidades, optimización. Donde se enfoca el pensamiento suceden las cosas.

Si el pensamiento se enfoca en la acción inmediata, en el objetivo alcanzable, entonces las cosas suceden. Los procesos se inician, y la realidad de lo “agregado” toma vigor.

La capacidad que tiene el hombre de actuar sobre lo pequeño le proporciona, paradójicamente, enorme poder. Le pone al alcance todo lo que la imaginación puede visualizar. Hay pocas cosas que se encuentran fuera del alcance que suma y construye la pequeña acción.

Se pueden, en definitiva, superar vicios y adicciones. Construir ambiciosas carreras profesionales. Trabajar el estado de bienestar que se desea. Trascender en la vida. Todo esto es posible desde la concepción del “pequeño paso” que posibilita el viaje de mil leguas.

No se trata de pensar en grande. Más bien de pensar en la acción inmediata que inicia el viaje hacia el objetivo. Cada acción es una meta, cada paso un hito conquistado.

Para el Pensamiento Estratégico el mañana no existe, todo está aquí y ahora. El mañana es una construcción de la mente. “El ahora”, una expresión genuina de la vida. Nada puede hacerse en el mañana, todo sucede hoy.

El largo plazo es una abstracción mental en tanto no constituya producto previsible de la acción. Nada hay más equivocado que vincular la Estrategia con el largo plazo. La Estrategia es acción. Porque solamente por medio de ella se dirimen los conflictos.

Ciertamente la visión es producto de un pensamiento poderoso que establece el horizonte. Y también es verdad que los sueños condicionan la realidad desde las profundidades del tiempo. Pero toda CONSTRUCCIÓN se realiza exclusivamente en el presente.

En definitiva, “Éxito se escribe con e minúscula”. Porque en tanto el éxito no se entienda como un pequeño y trascendental detalle, quedará fuera de la capacidad del hombre para alcanzarlo.

El éxito es, en realidad, un pequeño detalle. ¡Pero a no olvidar que de detalles están hechas las cosas importantes! Como de átomos el universo.

El éxito, cualquiera fuese la naturaleza o condición que se le dé, está al alcance de todos. Solo hace falta dar “ése paso”. Y aprender luego la sencilla dinámica que gobierna el desenvolvimiento de las cosas pequeñas. Pensar en grande no conduce a la grandeza, son los pequeños pasos los que importan.

“Lo pequeño es bello”, a no dudarlo, porque Dios mismo se esconde en sus misterios. La mano divina no se manifiesta en la vastedad del Universo. Lo hace tras ésas minúsculas partículas que explican la fuente y el nacimiento de todas las cosas.

Twitter: @NavaCondarco

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