Procesos mentales del profesional contemporáneo

Los procesos mentales del profesional contemporáneo y todos los aspectos psicológicos, son los elementos que definen el perfil competitivo que empleos y actividades empresariales precisan en los mercados actuales.

No hace mucho que alguien definió ésta como la era del conocimiento. Pero eso ya se está rebasando. La lucha de los profesionales por adquirir conocimientos, destrezas, habilidades, experiencia, ya no los distingue necesariamente de los demás, ni proporciona los recursos para tener una vida de calidad.

La dinámica implacable de las sociedades modernas demanda individuos equilibrados en sus dimensiones del SER y el HACER. Exige balance entre sus aptitudes y actitudes.

Y éstas últimas no se desarrollan necesariamente en el Sistema Educativo. Hoy, el profesional que no tiene consciencia de sus procesos mentales y no puede ser un buen psicólogo de sí mismo, debe recurrir a la ayuda de uno. Es la única manera para desarrollar un destacado perfil competitivo.

Bien lo decía Napoleón: “lo moral es a lo físico como tres a uno”. Y lo “moral” puede ser perfectamente asociado a los elementos “intangibles” que forman del ser humano: pensamientos, emociones, conductas, etc.

El “léxico” que la vida moderna ha construido ayuda a entender esto. Se puede decir que para los profesionales (y todos los individuos), el “software” es al “hardware” como tres a uno.

El “software” son los procesos mentales que organizan y dirigen al profesional. El “hardware” es lo físico, lo corpóreo, lo tangible.

No hay ningún sistema que funcione bien si el “software” está mal. De igual forma, ningún profesional alcanza la cumbre en sus propósitos si sus procesos mentales no trabajan apropiadamente.

No importa la calidad, el tamaño o la virtud que tenga “el sistema”, si el “software” que lo hace funcionar tiene fallas (aunque sean pequeñas), la optimización no es posible.

Dicen que la misión espacial que llevó al hombre a la Luna poseía el “software” que hoy hace funcionar una calculadora de bolsillo. Pero ése “software” posibilitó una de las mayores proezas de la especie humana. Y es que probablemente Napoleón se quedó corto. La verdad es que lo “intangible” es a lo físico mucho más que tres a uno.

En los seres humanos, y en los profesionales en particular, el “software” está representado por la ACTITUD.

Sin la actitud apropiada NO EXISTE una maximización del potencial profesional. No importa el grado de desarrollo de las aptitudes. Si la actitud no funciona como debiera, no se alcanza la realización.

Y la actitud es producto de procesos mentales.

¿Cuántos profesionales demuestran el mismo interés por sus procesos mentales que por conocimientos y destrezas?, (valga la pena afirmar que todo conocimiento es en realidad parte del “hardware”). ¿Cuántos están conscientes que la calidad de sus procesos mentales condicionará sus logros?

La ignorancia en esto es abrumadora.

Casi todo lo “físico” se atiende de manera consciente: lo corporal y los conocimientos especialmente. Forman parte del proceso de evolución al que personas y familias dedican tiempo y esfuerzo.

Los procesos mentales, en cambio, son considerados efecto de la calidad en la formación personal. El apartado de “conducta” en la hoja de calificaciones en el colegio merece más atención en el diagnóstico que en el tratamiento. Y la razón es obvia: quienes forman tienen el mismo nivel de ignorancia respecto a éstos procesos que los llamados a formarse.

Por esto la mayor parte de individuos y profesionales llegan a la edad madura con problemas y deficiencias en conductas y actitudes.

Ahora bien, ¿no responde a una básica de inteligencia tratar de revertir la situación y optimizar el estado de los procesos mentales para tener una vida distinguida? ¿Por qué son tan escasas las personas que abordan esto con el mismo esfuerzo que invierten en conseguir una especialización o asistir a conferencia técnicas?

¿Por qué no hay más profesionales (y personas en general) que entiendan que atender sus procesos mentales mejorará su perfil competitivo y calidad de vida?

El que no pueda ser un buen psicólogo de sí mismo no alcanzará su mejor versión en esta tierra. Todo individuo que subestime o menosprecie orígenes, causas, efectos de conductas y actitudes, será siempre superado por otro y no tendrá una vida plena.

Conocerse a sí mismo es el primer y más valioso conocimiento. El crecimiento interno es el desarrollo integral por antonomasia.

Los procesos mentales no tienen nada que ver con enfermedades ni ameritan interpretación que incomode. Esa forma de ver las cosas bien entrado el siglo XXI debe considerarse ignorancia por doble partida.

El desarrollo personal no pasa por la acumulación de bienes, conocimiento o experiencias, pasa por transitar el camino que conduce a la mejor versión de uno mismo. Al descubrimiento y aplicación del potencial que cada quién tiene. Como efecto de vivir en un estado así, aparecen las otras variables asociadas al bienestar.

El “software” mental determina la calidad de funcionamiento de todo el sistema.

La mejor versión de uno mismo forma parte de lo que se ES. No se trata de algo que deba ser construido.

Constituye un estado al que se debe “retornar” superando procesos mentales equívocos.

En realidad uno ES lo que QUIERE SER. No existe NADIE que pueda evitarlo externamente. El hombre no alcanza mayor tamaño porque no quiere u honestamente desconoce que puede hacerlo.

En algún caso no quiere porque cree que se encuentra bien con lo que hace y tiene, (y esto cambia con los infortunios de la vida). En otros desconoce que tiene la capacidad de ser y vivir su mejor versión porque es producto de un sistema que lleva  cientos de años orientado a desarrollar externalidades.

Cualquier persona que un buen día se levanta decidido a pensar, actuar y vivir como la mejor versión de sí mismo, lo consigue. Toma consciencia del contraste de los estados y modifica los procesos mentales equivocados.

Modificar no quiere decir reprimir.

Se trata de trabajar sobre aquello que se ES pero no se quiere ser, para alcanzar aquello que también se ES y que efectivamente sí se quiere ser.

¿Sencillo? Efectivamente. ¿Difícil de poner en práctica? Absolutamente. Así como es complejo dejar de fumar cuando NO SE QUIERE hacerlo.

Los profesionales deben darse cuenta que los mercados que definen la dinámica de las sociedades modernas, dejarán de evaluar “competencias” y buscarán personas que estén cerca de ser “la mejor versión de sí mismos”.

Estos son los individuos distinguidos. Los que poseen riqueza integral y pueden aportar lo mejor que tienen. Es éste “software mental” el que estará sujeto a evaluación y preferencia. Y este “software” involucra trabajo sobre procesos mentales.

Estos son 7 aspectos que debe considerar el profesional que tome la decisión de abordar sus procesos mentales y hacer el viaje para alcanzar su potencial. Ninguno garantiza nada ni promete inmediatez. El desarrollo personal puede tomar toda la vida, pero paga muy bien:

1.- Orientarse hacia ACTITUDES en lugar de aptitudes.

Cuando se trabaja sobre aptitudes se considera el hipotético interés de terceras personas (es un enfoque “hacia afuera”). Cuando se lo hace sobre ACTITUDES se trabaja el interior. Y esto garantiza que luego todo se “proyecte” hacia afuera.

2.- Identificar las ACTITUDES que no generan beneficio (con absoluta honestidad).

3.- Identificar luego las ACTITUDES virtuosas que sí generan beneficio en el desenvolvimiento personal y profesional.

4.- Establecer los parámetros de la mejor versión que se QUIERE de uno mismo.

5.- Tomar CONSCIENCIA de la forma en que las ACTITUDES que no generan beneficio AFECTAN la mejor versión que se quiere tener de uno mismo.

6.- ACTUAR cada día como si se fuese, en la práctica, la mejor versión de uno mismo.

Pensar y hacer las cosas como siempre se quiso. Nada lo impide. Finalmente el verbo “actuar” involucra la “proyección” de una imagen, que aunque no sea completamente genuina, cumple un propósito funcional.

7.- NO REPRIMIR ningún aspecto vinculado a las actitudes que se desean superar o cambiar.

Esto es lo más importante. Cuando emerjan las actitudes que no otorgan beneficio, dejarlas fluir. Pero tomando CONSCIENCIA de su existencia y naturaleza. Cuando se toma CONSCIENCIA de algo que se quiere cambiar o superar, el camino ha sido establecido. Poco a poco la rutina mental se ajusta al modelo y las actitudes cambian.

Todo esto es sencillo, pero poca gente lo consigue. El condicionamiento que lo impide es un sello que ha dejado la evolución social de los individuos desde el principio de los tiempos.

Los aspectos psicológicos involucrados en la naturaleza humana no reciben la misma atención que otros. El psicólogo como profesional no es tampoco un recurso que se privilegie o al que se acuda con buen ánimo.

Pero la ventaja competitiva del profesional moderno se encuentra allí. En la capacidad de superar estos bloqueos mentales y hacer algo de beneficio incomparable.

Para quien no tenga las cualidades para ser su propio psicólogo, queda siempre la posibilidad de acudir a uno profesional. El objetivo es egoísta pero virtuoso: ser mejor persona y profesional. Tener y disfrutar una vida de calidad.

Esto vale más que toda inversión para mejorar conocimientos o aptitudes.

Esto tiene la posibilidad de conseguir lo mismo que el “pequeño” pero valioso “software” que llevó al hombre a la Luna: descubrir un mundo nuevo.

Twitter: @NavaCondarco

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