Sigue caminando. ¡Nunca te detengas!

Finalmente, la vida es una larga caminata que solo demanda una cosa de la persona coherente: sigue caminando.

Muchas veces ya no existen explicaciones o justificativos para las cosas que pasan, faltan objetivos y motivación. Entonces la vida te toma la mano y solo dice: sigue caminando.

¿Qué opción queda?: ¿detenerse?, ¿abandonar?, ¿esperar que las cosas sucedan como uno quiere?

La vida nunca para, como ésas cintas sin fin que funcionan para caminar o correr. Si alguien se detiene la cinta lo arrastra. Lo mismo hace la vida con quien deja de caminar.

El mundo no puede detenerse por nadie. Dará vueltas, sin pausa ni contemplaciones, hasta el momento que desaparezca, y terminará sus días de ésa manera: dando vueltas.

La vida proporciona pista para aquel que quiere correr. Ajusta su dinámica para soportar al que se empeña, y prepara galardón para el que supera sus metas. También otorga trecho para el que camina lento y contempla todos los detalles que adornan el trayecto. La vida tiene soporte para todos.

Para los apresurados, los pacientes, quienes ven y los que desean ser vistos, los que valoran el camino más que las cosas que existen a su alrededor, quienes aprecian más ésas cosas que el propio camino, y finalmente, para los que se valoran a sí mismos más que todo lo demás. Para todos ellos la vida ofrece soporte. Incluso para los que están cansados y no desean continuar, a ellos les extiende la mano y les dice: sigue caminando.

Porque es definitivo: la vida tiende la mano al que va exhausto por sus caminos. Nunca es indiferente. Puede esperar hasta el último, extender una mano débil y frágil, pero no deja de hacerlo. Llega siempre y con socorro para aquel que ya no puede más. Ayuda y demanda: sigue caminando.

Porque para quien sigue caminando existe una meta. Porque el que sigue caminando califica.

No importa el ritmo o la velocidad, tampoco si se está disfrutando el camino o no, importa primero, que se siga caminando

¿Estuvo hoy dura la jornada? Mañana estará mejor: sigue caminando.

¿Tristeza, frustración, angustia en la caminata? Pues bien, en algún recodo del camino habrá sosiego, tranquilidad y contento. Sigue caminando.

¿Vas solo?, ¿nadie entiende o comparte el camino elegido? No desesperes, existe en el trayecto gente haciendo exactamente lo mismo, sintiendo lo mismo, aguardando lo mismo, esperando por ti. Solo es necesario algo: sigue caminando.

El camino demanda,  pero también tiene provisión reservada a la medida de todos. Nada abunda, pero nada falta. Si entiendes esto, cuando llegues a los tramos finales también comprenderás que fue bello y valió la pena. No seas soberbio, no lo subestimes, sabe como doblar la cerviz de aquellos que lo hacen. Tampoco le temas más de la cuenta, pues ha sido diseñado para que pueda transitarse. No tiene trampas si caminas con la frente alta y el paso seguro.

Hay una sola cosa que no admite, una actitud que no permite: que te detengas. Solo una cosa manda, solo un requisito tiene, rigor mantiene en una sola demanda: no preguntes por qué ni cuando, solo sigue caminando.

Twitter: @NavaCondarco

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